miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo 6

-Josh-dije siguiéndole.
Cuando él se giró me asustó su gesto de furia. Me tragué la vergüenza(y las ganas de su sangre)y le abracé. Él vaciló y me abrazó también.
-¿Qué pasó con Gerard?-le pregunté ansiosa.
Desvió la mirada e hizo un giro con las pupilas. Me volvió a mirar dispuesto.
-Verás-dijo algo molesto- Holly y yo éramos la pareja perfecta, llevábamos nueve juntos y no tuvimos ni una sola pelea, ¿la razón? No hubo sexo. Yo quería esperar porque pensaba que de esa manera nosotros duraríamos más o algo así. 
>Al noveno mes, le presente a Gerard. Ellos dos se cayeron bastante bien, eso me beneficiaba mucho, si Holly me ocultaba algo y se lo contaba a Gerard, este me lo contaba a mi. Entonces, empezaron a surgir los celos y las peleas... Gerard me contó que Holly se le estaba insinuando y aveces tonteaba con él. Gerard decía que estaba asustado porque, obviamente, era mi novia y él tampoco parecía estar enamorado de ella ni le gustaba ni nada, o sea, que no le agradaba nada el hecho de que ella se restregase en la intimidad.
>Me enfurecí mucho, no con Gerard, sino con Holly, así que Gerard y yo pensamos en un plan. Él iba a invitar a su casa a Holly y este intentaría persuadirla para... ya sabes. Se supone que si ella decía que sí, él iba a hacer como si le llamaran por el móvil y...¡Oh! ¡Sorpresa! Tiene una urgencia y debe irse corriendo. Por otro lado, si ella le decía que no (que era lo que esperaba que sucediera) él iba a decir que era broma o algo así.
>Aquella tarde, Gerard no aparecía, tardaba mucho. Empecé a preocuparme por la respuesta de Holly. La quería y necesitaba estar con ella. Al rato apareció Gerard. Él vaciló antes de decirme lo que ocurrió. Gerard se echó a llorar. Me asusté tanto que le grité y todo. Entonces, él dijo algo que cambiaría por completo mi parecer-Ella...no me dejaba escapar, fui violado en mi propia casa, por una chica...
Me quedé de piedra por lo que dijo,-¡pero qué zorra!-pensé yo.
-Le dije a Gerard que no pasaba nada y planeé el plan de ruptura. Esperé al día de nuestro aniversario de un año. Le dije que viniese a hablar antes de nada, y le dije -tenemos que romper. Su cara cambió completamente y se echó a llorar preguntando repetitivamente -¿por qué?¿Por qué?-A lo que le respondí-Porque eres una PUTA.
Sonreí cuando Josh dijo eso.
-Bien hecho-le felicité yo- entonces, ella te estaba pidiendo salir, ¿no?
-Algo así-dijo él.
-Pues que se joda por zorra-dije yo picada.
-Eres la leche-dijo él mientras nos íbamos con los demás.
                                                             -.-.-.-.-.-.-.-.-
El instituto empezó de nuevo. Ya que Josh y yo íbamos al mismo instituto, se ofreció para llevarme en su moto. Pasaron dos meses desde que vi al lobo por última vez. Es como si él ya no quisiera verme...
Mi relación con Josh era neutra. Ni fu ni fa, tonteábamos pero no éramos novios, cosas de ese tipo. Aquella tarde de viernes me acababa de duchar y fui al cuarto a ponerme algo de ropa. Esa vez decidí secarme el pelo antes de vestirme, me dio por ahí. Entonces, me di cuenta de algo muy importante.
-No puede ser-dije asustada-no tengo bragas.
En efecto, había coincidido que todas mis braguitas estaban en la lavadora, ahora no sabía que ponerme. Fui al baño a preguntarle a Josh el qué hacer, ya lo se, estoy malita.
-Josh-dije mientras tocaba a la puerta.
-Dime-dijo abriendo la puerta.
Me sorprendió mucho que él abriese de golpe. Yo sólo llevaba una toalla puesta, él también. Me ruboricé tanto que me sorprendió no haberme desmallado.
-Tengo un problemilla...-dije buscando las palabras adecuadas, al decir verdad, no se para que le llame.
-Dime-repitió él.
-Pues, que no me quedan braguitas, están todas en la lavadora-dije bajando la mirada, pero al hacer eso podía ver la toalla que tapaba su masculinidad. Miré hacia otro lado.
Soltó una carcajada y fue al cuarto.
-Ven-soltó él.
Le seguí hasta la cómoda. Sacó dos boxers, eran estrechitos. Me dio uno de ellos.
-Póntelos, están limpios, aunque seguro que te quedan grandes, tienen que soportar mucha presión, ¿sabes?
Me quedé en plan (·//////·).
-No hace falta que entres en detalles, muchas gracias-dije yo cogiendo los boxers.
Josh se giró, dándome la espalda y se quitó la toalla. Le vi el culito.
-Vístete tu también, no miraré-me dijo él.
Me fui a la otra esquina del cuarto e hice lo que me dijo. Aveces miraba de reojo para comprobar dos cosas: si estaba espiando y si podía verle algo(jejeje).
Nos vestimos rápido. Los boxers eran cómodos, era verdad, me quedaban grandes por delante, pero sentía el trasero muy apretadito.
-Cómodos, ¿verdad?-dijo él.
-Pues sí-dije sonriendo-soy patética, lo se.
-Yo creo que más bien eres patosa-dijo él.
Le golpeé suavemente en el hombro. Él me acarició la cabeza como a un perro, qué desconsiderado, ¿no?

domingo, 18 de marzo de 2012

Capítulo 5

-¿Hola?-dije yo.
-Eli-empezó a hablar Anouk-¿no vienes?
Me quedé en silencio. Olvidé completamente la quedada.
-Es que me quedé dormida, no me encuentro muy bien-mentí yo.
-Ahh, pues entonces nada, te dejo, recupérate pronto-click.
Bloqueé el móvil y me lo guardé en el bolsillo. Miré al lobo y lo acaricié.
-Lo siento, debo irme, vendré a verte, lo prometo-le dije yo.
El lobo pareció entenderme y aulló. Se fue corriendo y me quedé sola. Caminé lentamente hasta llegar a casa. Empecé a darle vueltas al tema. El lobo era excesivamente grande, más grande que yo incluso. ¿Podría ser una mutación genética?
Cuando llegué a casa Josh ya había llegado.
-Holaa-dije nada más entrar.
-Buenas-dijo él.
Me senté junto a él y él me miro con sorpresa.
-Te debo dinero-dijo él metiéndose la mano en el bolsillo.
Sacó unos billetes y empezó a contar, entonces olfateé algo extraño en el aire. Vi que Josh se cortó con el billete.
-Seré torpe...-dijo mirándose el dedo.
Un chorrillo de sangre salió de su dedo. El olor se hizo tan insoportable que me tuve que apartar de inmediato.
-Creo que mejor voy al baño y me lo limpio-dijo levantándose del sofá.
Me quedé sola y asustada. Ese olor que desprendía su sangre me dejó sin aliento y activó mi sentido vampírico. Le perseguí hasta el cuarto de baño. Tenía el dedo bajo el agua del grifo.
-¿Te pasa algo?-preguntó él preocupado.
Vacilé antes de contestar.
-No, nada-dije yéndome al salón.
Estuve toda la noche distraída, no se si fue por la sangre de Josh o por el lobo, no lo se.
                                                -♥-
Todas las noches, antes de ir a casa, me pasaba por el descampado para ver si estaba el lobo. No sabía por qué, pero ese lobo me fascinaba. Tenía algo... encantador.
Aquel día por la mañana recibí una llamada de mi madre, dijo que ella y la madre de Josh iban a visitarnos, que asco la verdad.
-Josh-dije asomándome a la cocina-me ha llamado mi madre.
-Lo sé, mi madre es súper plasta-dijo riéndose- seguro que piensa que hacemos cosas raras por dormir en una cama de matrimonio-dijo él irónico.
-Para las madres todo tiene doble sentido-dije lastimosa.
Él se quedó mirándome sonriendo, con los ojos entrecerrados. Le miré de reojo, pero acabé mirándole al completo. Desvié la mirada y me sonrojé, que tonta. Cuando le miré, extrañamente recordé al lobo, que raro.
Recogimos un poco la casa, debía estar presentable para la esperada visita(sarcasmo mal disimulado). Cada vez que me quedaba mirando embobada a Josh me enfadaba conmigo misma. No podía dejar que el averiguase que le amaba, sería incómodo para los dos. También me encontraba algo mal por el olor que desprendía la sangre de Josh, ¿realmente yo sentía deseo por esta? Era inesperadamente cierto... El ding-dong me hizo botar, me asustó. Josh y yo fuimos a la puerta a recibir a nuestras invitadas. Cuando abrimos, estaban ellas dos, sonrientes y con las manos cargadas con cosas, mi madre con bolsas de plástico y  Monique(averigüé más tarde que se llamaba así) otra bolsa y el cochecito con la hermanita de Josh, Jessica. Alegremente nos dieron dos besos y se acomodaron en el salón.
-Bueno, bachiller será un poco complicado, pero sois muy inteligentes, no tenéis de que preocuparos-dijo mi madre con valía.
-He oído que quieres ser cirujana-dijo Monique- es un trabajo muy complicado, ¿estas segura de ello?
-Realmente me gustaría salvar a personas, los cirujanos trabajan con sangre, a nadie le gusta la sangre-dije mirando a mi madre.
-¿Cómo quieres ser cirujana si pierdes el sentido con una gotita de sangre?-dijo Josh hablando de lo de anoche.
-Bueno... lo superaré-dije confiada.
Dejamos de hablar de mi. Ellas se enteraron de la cama de matrimonio.
-No queremos ser abuelas tan jóvenes-dijo Monique.
-Mamá, no hacemos nada-dijo Josh.
-Me da igual lo que hagáis, tan solo hacedlo bien-dijo mi madre.
Josh y yo cambiamos de tema rápidamente para no pasarlo mal. Qué vergüenza, madre mía. Cuando se iban a ir, mi madre me llevó a solas un momento.
-Puedo oler a licántropo macho-dijo ella.
Pensé en eso, ¿qué habría querido decir?.
-Ya-dije pensando en el lobo de ayer.
Es verdad, aquel lobo era demasiado grande como para no ser un licántropo.
-Cuida las confianzas-dijo ella mientras se iba.
Josh y yo nos quedamos solos. Fuimos al sofá y vimos la tele.
                                                        -.-.-.-.-.-.-.-.-.♥.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Pasaron un par de días, era de noche. La velada anterior le llevé al lobo una chuleta de cerdo cruda, se la comió y me hizo una reverencia en señal de agradecimiento, definitivamente, era humano. Mientras me dirigía al descampado, oí gemidos desde lo más profundo. Aligeré el paso y me encontré al lobo sangrando y tirado en el suelo. Rápidamente fui a socorrerlo. Su sangre me aturdía tanto como la de Josh.
-¡No te muevas!-dije yo corriendo hacia casa.
Cogí una manta, alcohol, vendas, betadine, agua oxigenada, y cosas de esas, las metí en el bolso y corrí hacia el descampado. El lobo seguía allí, retorciéndose de dolor. Empecé a curarle. Aveces gruñía y enseñaba los dientes, pero se relajaba y me miraba con pena. Le vendé un poco y le tapé con la manta. Puse mi cabeza en su costado, cerca de su herida y empecé a llorar.
-No puedes morir, ¿entiendes?-dije yo entre lágrimas.
El lobo gimió y me lamió con su lengua rasposa.
-Sólo descansa-le dije mientras me levantaba para irme.
Acaricié su oscuro pelaje y miré sus ojos azules, tan azules como los de Josh. Me di media vuelta y oí decir a una voz extrañamente familiar:
-Gracias.
Me giré y el lobo ya no estaba, la manta tampoco. Lo sabía, era un licántropo, era obvio.
Caminé despacio a casa, reflexionando sobre lo que acababa de pasar. Pero cuando llegué a casa, las cosas se volvieron a complicar. Josh estaba pálido y su rostro mostraba resentimiento. Me senté a su lado y sostení su mano.
-¿Qué ocurre?-pregunté preocupada.
-Nada, estoy bien-dijo sonriendo penosamente.
Vi que tenía la mano en el costado, por las costillas.
-¿Qué tienes ahí?-pregunté.
-Nada, solo es una cicatriz-dijo él.
-Quiero verla-le obligué yo.
Se quitó la camiseta con mala gana y le vi la herida. Estaba rosada, pero también húmeda y parecía dolerle. Saqué del bolso los vendajes y los alcoholes y empecé a curarle.
-¿Por qué tienes eso?-me preguntó el.
-Me lo devolvió Carol-mentí-si te duele sólo dilo. Rodéame con el brazo.
Él asintió y así lo hizo. Me ruboricé un poco, pero empecé con su herida. Le di con agua oxigenada y alcohol, luego lo lavé con un poco de agua. Froté con delicadeza un poco de alcohol de romero. Podía notar el contorno de sus músculos duros y fuertes. Me ruboricé más todavía.
-Qué haría yo sin ti-dijo él.
Le miré y fue dejando de sonreír poco a poco. Josh empezó a acercarse lentamente. Él me iba a besar. Me fui acercando yo también, pero el olor de su sangre se hizo tan insoportable que agaché la cabeza.
-Voy a ordenar todo esto...-dije levantándome del sofá.
Fui al cuarto de baño y observé mi reflejo. Tenía los colmillos más grandes de lo normal. Cerré la boca y suspiré.
                                                    [.................♥..................]
Al día siguiente, Josh y yo nos miramos de reojo algunas veces. Realmente nos íbamos a besar y por culpa de mi agonía por su sangre no pudimos hacerlo, que mal.
Estábamos a punto de salir aquella tarde. Josh estaba muy pero que muy guapo, le elogié y él a mi. Entré yo primera al ascensor y luego entró él.
-Qué bien hueles-dijo acercándose un poco.
-Gracias-dije yo ruborizada.
Josh se acercó un poco más a mi cuello y me olfateó. eso me incomodó un poco, pero lo dejé pasar, entonces, volvió a acercarse demasiado. Su olor me aturdió demasiado y si el me besaba notaría mis colmillos. Gracias a Dios el ascensor llegó abajo y salí escopetada. Si, es cierto, pasaba un poco de él, pero era lo correcto.
Llegamos todos al puerto. Sentía remordimientos por evitar a Josh, así que lo busqué, pero no estaba. Me dijeron que estaba hablando a solas con Holly, maldita zorra.
Fui a un kiosko a comprar algo para picar y oí la voz de Holly. Los encontré a escasos metros de mi. Me escondí tras un arbusto y espié la conversación.
-Holly, no puedo-dijo Josh.
-¡Claro que puedes!-dijo ella.
-Escucha Holly, tu y yo estábamos enamorados, lo se, y seguiríamos estando si no hubieses sido tan fresca con Gerard-se quejó él.
-Se lo inventó todo...-dijo Holly.
-No es verdad, se lo que hiciste.
-Por favor Josh, te amo, vuelve conmigo, te lo suplico-rogó ella.
-Puedo perdonarte, pero no voy a volver contigo-contestó él.
-¿Por qué?-preguntó ella.
-Yo ya estoy enamorado, ¿sabes?-contesto él.
Eso que dijo me molestó un poco, el ya estaba enamorado, vaya faena...
-¿De quién? ¿De la pelirroja?-dijo Holly mientras yo daba un bote.
Josh soltó una carcajada mientras le daba la espalda para irse.
-O sea que es verdad-dijo ella mientras yo abría la boca.
-¿Acaso lo parece?-dijo él girándose.
-Pues sí-respondió ella.
-Pues piensa eso si quieres, tal vez es verdad y todo... Y si no, pues ya te enteraras con el tiempo.
Josh se fue dejándola sola. Salí del arbusto en busca suya, pero antes, tenía una cosa que decirle a Holly:
-La pelirroja tiene nombre-le dije a Holly orgullosa.




lunes, 2 de enero de 2012

Capítulo 4

-Seca-dijo él confundido-imposible.
-¿He ganado?-dije yo algo mareada.
-Sí, no lo entiendo-dijo él.
-Tengo mucho calor-dije incorporándome.
Me llevé la mano a la cara para ocultar mi rojez. No podía mirarle a la cara. Realmente, ¿yo deseaba su sangre?
-Qué bien hueles-dijo él.
Me di la vuelta. Le miré con cara de escarmio que le dejó frío.
-¿Estas de coña? ¡Apesto!-dije yo apenada.
-No es cierto, hueles de maravilla-dijo él acercándose a mi cuello.
Me puse nerviosa, por lo que me alejé de él, levantándome de la cama y poniéndome las zapatillas.
-Sólo iba a olerte-dijo también apenado.
Me fui a la cocina. Me deprimí al pensar que no había todavía nada de comida. Josh también se levantó y se puso a mi lado.
-Desayunaremos en alguna cafetería que esté cerca del supermercado-dijo él consolándome.
-Bien-dije contenta.
-¿Vas a ducharte?
-Sí, cuando te duches tú-dije yo.
-Las damas primero-dijo muy pícaro.
-Qué majo-dije sonriéndole-abre el gas, por favor.
-Claro-dijo agachándose.
Me fui al cuarto a preparar mis cosas. Cogí dos toallas, una para la cabeza y otra para el cuerpo, gel, champú y mascarilla. Llegué al baño y me desvestí deprisa, sería por el miedo de que ocurriese lo mismo de ayer. Me metí en la ducha y me lavé rápido, tenía demasiada hambre como para dilatar mucho la ducha. Me desenredé mi larga cabellera con la ayuda del agüita, no podía soportar esos nudos que no podía desenredar con el secador. Cerré el grifo y cogí los mechones naranjas que había en el desagüe. Me puse las toallas antes de salir. Me recogí el pelo con la toalla, aunque no podía recogerlo del todo. Salí del cuarto de baño y me metí en el cuarto. Me vestí y me sequé el pelo cuando ya me lo cepillé. Me pinté un poquito los ojos para romper el hielo. Cuando salí coincidió que el salía de la ducha y nos cruzamos. ... Sólo llevaba una maldita toalla, ¡¿él planeaba que me corriese o algo?!
-Te gusta lo que ves, ¿eh?-dijo él lascivo.
-Cállate-le dije.
-Yo también te quiero-dijo dirigiéndose al dormitorio.
Me fui a la cocina refunfuñando. Hice una larga lista de la compra.
-¡TARARARARARARARARA!-sonó detrás de mi.
Di un respingo del susto, realmente no me lo esperaba.
-¡Me cago en la puta!-grité del susto.
Era Josh. Soltó una carcajada bastante inquietante. Miré como desplazaba sus celestiales ojos estudiando la lista. Se mordió el labio inferior mientras leía concentrado.
-Está todo-dijo sonriendo.
Sonreí tímidamente y me sonrojé un poco. Desvié la mirada porque sabía que, cuando empezaba a mirarle, no podía parar.
Fuimos de compras. Compramos tanto que me asusté del peso de las bolsas, pero con los fuertes brazos de mi compañero de piso, no resultará ningún problema. Mientras llegábamos a casa, le pregunté indiscretamente por su exnovia Holly.
-Bah, que le den-dijo él algo molesto.
-¿Tan mal lo pasaste?-le pregunté yo.
-Algún día te contaré lo que me hizo-dijo Josh.
Algún día... pensé yo.                                                        
                                                                   ♥

Pasó un mes, sí, un mes, el mes más raro de mi vida. Sabía, tenía muy claro que Josh y yo tonteábamos de vez en cuando, pero no me hacía ilusiones...
Aquella tarde Josh había quedado con los chicos, yo me iría seguramente con las chicas.
Decidí llegar tarde. Me tumbé en el sofá y me eché una siestecita buena.

Me desperté algo angustiada. Tenía mareos y quería vomitar. Fui al cuarto de baño a comprobar si mi aspecto era aceptable. Un buen cepillado de pelo y como nueva, entonces, me asomé por la ventanilla del aseo. Desde allí podía ver un descampado sombrío, un banco y una farola que emitía una acogedora luz amarillenta. Sin pensármelo dos veces, bajé.
Me senté en el banco. La sensación era algo aburrida, pero estuve un ratito, cinco minutos algo así.
Cuando me cansé, me adentré en el parque. Había tanta arboleda que parecía que no estaba en plena ciudad. Frené cuando vi una farola. Esta, emitía una luz blanca e irregularmente intermitente. El ambiente era bueno, hasta que noté que no estaba sola.
Oí pasos sordos en mi nuca, tuve que girarme, pero no veía nada, tan solo árboles en plena sombra. Me giré de nuevo, lista para irme, pero el pánico se apoderó de mi. Una sombra, excesivamente grande y aterradora estaba a escasos centímetros de mi torso. Jadeé y me caí al suelo. Cuando mi corazón parecía que no podía ir más rápido, me percaté de que algo, que no era miedo, se introdujo en mi. La luz de la farola pudo dejarme ver que clase de ser era aquel. Un lobo. Un lobo negro y gigante. Me caí de culo y me arrastré hacia atrás de pánico. Entonces, el lobo gimió cariñoso y acercó su hocico para que lo acariciase. Me sorprendió tanto que no dudé en palpar su pelaje. El lobo se sentó y movió el rabo. Me puse de pie para estar a su altura y le rasqué por detrás de la oreja. Pero este se fue corriendo, dejándome sola en el claro del bosque. Miré al suelo, ¿qué había pasado?
Oí los mismos pasos pero al trote, por lo que levanté la cabeza. El mismo lobo, con una rama en la boca. Él y yo jugamos a tirar la rama, él la recogía y yo la volvía a lanzar. Así hasta que me llamaron por teléfono.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Capítulo 3

Exacto, la cama era de matrimonio. Josh y yo sabíamos que, algún día, pasará. Cuando Josh y yo llegamos nos sentamos en el sofá. Encendimos la tele y vimos una serie. Empecé a notar incómodo el sujetador, por lo que pensé en el suave pijamita.
-Me voy a poner el pijama-dije levantándome.
-Vale, luego me lo pondré yo-dijo él.
Me sonrojé mientras iba al dormitorio. Él y yo solos, en nuestra casita, que bonito.
Cerré la puerta y empecé a desvestirme. Me puse una camisetilla fina que tenía un lazo en la parte del escote, unos shorts y me hice una coleta hacia un lado, qué chula soy. Hice el paripé un rato para hacerle esperar un poco, por lo que empecé a rebuscar en mi maleta a ver lo que había. Al final cedí y salí pronto. Fui hasta el salón y me apoyé contra la pared esperando a que él se diese la vuelta. Cuando se giró, noté que empezó a mirarme como un niño a su piruleta.
-¿Puedo violarte?-dijo él en plan coña.
-Eh...qué gracioso que eres-le dije algo molesta.
Me senté a su lado y el se levantó de forma molesta.
-Voy a ponerme el pijama, prepárate que yo también me voy a poner muy sexy-dijo desapareciendo del salón.
Me puse un cojín en la cara y sonreí. Creo que él trató de decirme indirectamente que me puse sexy. Seguí viendo la tele. Era una película de una india que quería ser futbolista, típico, entonces, oí sus pasos aproximándose al salón. Me di la vuelta y lo vi. Llevaba sólo unos pantalones de pijama grises. Debajo podía ver sus boxers Calvin Klein azules. En su pecho descansaba un colgante rectangular. No lograba ver lo que era por lo que me dediqué a mirar sus preciosos ojos azules incandescentes.
-¿Qué? Admirando mi belleza, ¿cierto?-dijo el aproximándose- es broma-dijo sentándose a mi lado.
-Eres muy tonto-dije desviando la mirada.
Se sentó a mi lado. Noté su hombro contra el mío. Algo que me gustaba de él era que cuando tocaba su piel, sentía fría cascadas en mi espalda. Sus ojos de hielo daban la sensación de que su piel también iba a ser tan fría como el mármol, pero era cálida, tanto como una estufa. Empecé a ponerme nerviosa. Su piel era demasiado caliente, no era normal. Mi respiración empezó a convertirse en un silencioso jadeo. Él siempre me ponía de los nervios, su forma de ser, de hablar, de caminar... Aunque él lo niegue, estamos hechos el uno para el otro. Somos muy parecidos.
-Oye, no quiero que estés incómoda viviendo conmigo, quiero que florezca una gran amistad y nazca la confianza entre nosotros, sin malos rollos-dijo él muy profundo.
-¡Qué majo! Vale lo intentaré-dije recreando mi mejor sonrisa.
Me sonrió con sus dientes perfectos y se giró a ver la tele. Miré su hombro y vi que tenía tatuado un lobo.
-¡Tienes un tatuaje!-dije impresionada.
-Sii...-dijo él mirándome curioso.
-Tío, que tienes un tatuaje-dije todavía exclamativa.
-Me lo hice hace medio año.
 Se hizo el silencio. La peli se terminó y pusimos el Club de la Comedia. Nos reímos mucho con los monologuistas, sobre todo con Dani Rovira. Sin querer bostecé y me miró.
-Vamos a la cama-dijo sonriendo.
-Sí, será lo mejor-dije bostezando de nuevo.
Fuimos a la habitación. Sacamos la ropa de cama y empezamos a arreglarla. Éramos como una pareja de recién casados que vivían felizmente en su pequeño apartamento, ajenos a los problemas del mundo. Cuando clavaba mi mirada en mí, me ahogaba de tal manera que no podía hacer las cosas bien. Cuando terminamos, él se tiró sobre la cama emitiendo un sonido parecido a un gemido de placer.
-Que gustazo-dijo él rendido.
-Sí-dije yo metiéndome en la cama y tapándome con la sábana.
-¿Apago la luz?-dijo él copiándome.
-Por favor-le rogué.
Dormí mirando a la pared. Sonreí un poco pensando en todo lo que había ocurrido hoy. Me quedé dormida.


Me desperté suavemente. Todavía con los ojos cerrados, intenté quedarme dormida, pero era inútil. Noté su respiración sobre mi rosto, por lo que me sobresaltó. Cuando abrí los ojos me percaté de tres cosas. Primera, Josh estaba muy cerca, segunda, Josh estaba muy muy cerca y tercera, no hay tercera xD. Estudié su rostro perfecto. Dormidito era como un ángel (bueno, despierto también lo era). Miré con atención sus labios, algo carnosos(pero sin exagerar). Me acerqué un poquito más para alegrarme la vista y lo desperté. Abrió los ojos y parpadeó. Vi sus ojos azules celestiales clavarse en mi como agujitas. Sonrió y bostezó.
-Buenos días-dijo de buen humor.
-¡Si-siento haberte despertado!-dije preocupada.
-Ya estaba despierto-dijo algo pícaro.
-Oye, ¿tienes fiebre?-le dije yo.
-...¿Es un chiste o algo?-dijo él sin entender.
-No, es que estas muy caliente-dije poniendo mi mano sobre su frente.
Algo bueno que había entre Josh y yo era la confianza. Soltó una carcajada de escarmio.
-Mi piel es así, aveces hago apuestas a ver quien consigue estar más de cinco minutos abrazándome sin sudar. Siempre gano-dijo orgulloso.
-¿Me estas retando?-dije yo.
-Tas dao cuenta tú también, ¿eh?-dijo alargando los brazos.
-Voy a ganar-dije acudiendo a su llamada.
Le abracé con ganas. Esa escena era algo rara, él y yo, abrazados sobre la cama, tumbados bajo la sábana. Venga ya, íbamos muy rápido, era algo inesperado. Husmeé la fragancia de su pelo negro y, por desgracia mía la de su cuello. Me di cuenta de que un olor extrañamente atractivo empezaba a invadirme. Me acerqué con cuidado para oler más. Mi nariz ya estaba pegada a su cuello y podía olerlo con total claridad. No era su olor corporal lo que empezaba a atraerme, sino el olor de su sangre. Negué en mi mente que ese pudiese ser un síntoma de mi otro yo. Yo soy una vampira buena, eso siempre pienso yo pero ese tentador aroma me estaba empezando a despistar. Suspiré sobre su pecho, haciendo que Josh se estremeciera. Josh me apartó lentamente y me inspeccionó.





martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo 2

Un año después
Mis padres se las arreglaron para persuadir a los padres de mis amigos de que nos fuésemos a un piso compartido, de esa manera, ellos se libraban de mi y yo tenía más libertad.
Y llegó el día. Todos, todos y todos fuimos al gran edificio. El ascensor estaba averiado, por lo que tuvimos que subir por las escaleras. Todo bien hasta que había que elegir compañero. Como no nos poníamos de acuerdo, decidimos echarlo a suertes. Ya teníamos las llaves de los pisos, entramos a uno y hicimos una papeleta. Escribimos todos nuestros nombres y empezamos a sacar a saco hasta que nos quedáramos sin papelitos. Helen sacó un papelillo.
-¡Me ha tocado contigo, Vicky!-dijo ella sonriendo.
-¡Bien!-dijo Vick abrazándola.
Yo a Vicky la llamaba Vick, y ella me llamaba Eli. Tengo un nombre muy raro y me tenía que acostumbrar a todos los motes de acortarlo. Thais sacó otro papelito.
-Me ha tocado con... Carol-dijo aliviada.
Ellas dos sonrieron y me miraron con cara de COJE UN PAPEL. Decidí ser la última así que tendrán que esperar. Evelyn y Anouk hicieron trampas para que les tocase juntas y al final me tocó a mi. Metí la mano en la papeleta y saqué un papel. Lo abrí y, de sopetón, caí en el sofá con cara de poker.
-Buah, ¿en serio?-dije yo.
-¿ Pero con quién te ha tocado? -dijo Thais.
-Con Josh-respondí yo.
Wohohohohohohohohohooo. Me ha tocado con Josh. Me va a dar algo...
-¡Mierda! ¿Por qué me tiene que tocar vivir con un chico?- oí decir a Holly.
-¿Te ha tocado con un chico? ¿Con quién?-pregunté interesada.
-Con Gerard... qué asco-dijo riéndose- ¿y a ti?-me preguntó.
-Con Josh-dije para picarla.
A Holly le gustaba Josh. Ella es la ex de Josh. Se quedó pálida y no sabía qué contestar.
-Ah-dijo ella dándose la vuelta.
Solté una risa malvada para mis adentros. Las parejas definitivas acabaron siendo:
Vick-Helen, Thais-Carol, Evelyn-Anouk, Holly-Gerard, Zachary-Louis, Lizzy(yo)-Josh, Walter-Vicent.
Cuando encontré a Josh le conté que me había tocado con él. Sonrió y dijo que nos lo pasaremos bien viviendo juntos. Qué mono.
-¿Cuál es nuestro piso?-preguntó él.
-El 5-B-respondí yo.
-Hmm, vale-dijo pensativo.
Nada más darnos las llaves de nuestro piso, subimos al nuestro. Dábamos grandes zancadas en las escaleras, subíamos los peldaños de dos en dos y nos sentíamos sacados de Matrix.
-Dientes, ¿para arriba o para abajo?-preguntó él.
-Abajo.
-¿Agujas del reloj?-preguntó él.
-Al contrario-respondí yo- qué rarito que eres-dije para picarle.
-Ya lo sé-dijo sonriéndome.
Miré a otra dirección para poder sonrojarme tranquila. Metió la llave en la cerradura y, con mucho arte, abrió la puerta, blanca y brillante. Entramos al piso. Sólo había una tele, un sofá, una nevera, una mesa, horno, fregaderos, platos, lavavajillas... Había muchas cosas. Resulta que en este edificio vivía un alquelerre de brujas y vampiros y nos lo cedieron por puro aburrimiento. Dejaron todas estas cosas porque no les pareció de ningún valor en absoluto. Aunque realmente, había muchas cosas de valor, como el estéreo embalado, que metieron en la caja por miedo a que se estropeara, los altavoces, la bola de discoteca, el tarro de galletas de Batman, la colección de cincuenta y siete libros de aventura y más cosas.
La terraza era grande y daba mucha luz al gran salón. Me recordó mucho a la sala de estar de la famosa serie Big Bang Theory.
-Dios, que salón-dijo él sorprendido.
Fuimos al cuarto de baño. Era espacioso, no era claustrofóbico como me imaginé que sería, entonces, nos dio por querer abrir los cajones que había bajo el lavabo. 1er cajón, sales de baño, 2do cajón, velas aromáticas, 3er cajon... condones. Josh y yo empezamos a reírnos a MUERTE.
Yo, sinceramente, tenía claro que, si íbamos a vivir juntos, iba a pasar algo entre los dos, algún roce o algo así.
Terminamos de analizar la casa. No nos llevó mucho, no había que mirar.
Tocaron a la puerta, fui yo. Eran Helen y Thais.
-Hey-empezó Thais- que vamos a ir a cenar a un bar, en media hora abajo y sin retrasos, ¿estamos?
-Vale, vale, no nos pegues-dijo Josh.
Helen me dio un codazo y arqueó las cejas en plan e.e. Ignoré ESO y cerré la puerta.
Decidí que cambiarse iba a ser una buena opción, se lo avisé a Josh y el cogió ropa para cambiarse también pero en el cuarto de baño. Yo cerré la puerta y me lo quité todo de la zona de arriba y los vaqueros. Entonces, escuché que la puerta se abrió.
-Eh, me he olvid...-dijo él cuando se dio cuenta de...ESO.
Yo, por pura suerte, miraba en la misma dirección que él, por lo que sólo me pudo ver por detrás, si no, me ve to'.
Él cerró la puerta y dijo desde fuera.
-¡Lo siento!
Me quedé traumatizada.
Me vestí rápido, con los ojos abiertos como platos. Venga ya, no podía estar ocurriendo esto.
Salí y allí estaba él, apoyado contra la pared, con cara de cachorrito, esperando a que saliese del cuarto.
-Eh...la próxima vez tocaré a la puerta-dijo él con conciencia culpable-lo siento.
-No pasa nada...
-No vi nada lo juro.
-Te creo-le dije yo vergonzosa.
Cerramos la puerta y bajamos. En mi mente, todos estaban abajo esperándonos y de mal humor, en la realidad, no había nadie.
-Perita-dijo él-oye una pregunta, espero que no te moleste pero, ¿tomas el sol?
Fruncí el ceño con cara de pocos amigos.
-Otra pregunta para ti, ¿te cortas el pelo?-dije copiándole.
No quiero que se corte el pelo en realidad.
-Rápida contestación-finalizó él.
Esperamos cinco minutos y hablamos de cosas sin importancias, al final, los demás aparecieron. Fuimos al bar. Escogimos una mesa algo íntima para no molestar a los demás comensales, era impropio. En medio de la comida, surgieron temas sobre las salsas, cotilleos y corridas de toros.
La cena terminó. Pagamos por partes y nos fuimos. Holly estaba esa noche especialmente cariñosa conmigo. Entonces, sacó un tema algo incómodo.
-Oye, si no lo deseas, no dejes que Josh te toque-dijo ella precavida.
-No pensaba acostarme con él, créeme-le dije para tranquilizarla.
Fui demasiado brusca con ella y la asusté, se fue con Anouk. Yo, mientras llegábamos, llamé a mi madre.
-Pi-pi-pi-¿sí?-oí a mi madre.
-Mamá, soy yo.
-Hola cariño, ¿cómo es el piso? ¿Con quién lo compartes?-preguntó rápida.
-Es bonito y espacioso, me ha tocado con un amigo, Josh.
-Ten cuidado, no le muerdas-dijo en broma.
-No pensaba hacerlo-dije molesta.
-No te enfades, se discreta, ¿vale?
-Vale, adios.
-Adios.
Bloqueé el telefono y, de repente, ya estábamos en el piso, y enfrente de mi gran temor, la cama de matrimonio.



Capítulo 1

Dos meses después
Un fin de semana, al llegar a mi casa por la noche, mi padre me dijo algo que me impactó:
-Hueles a perro.
Me quedé mirando sus ojos avellana. ¿A qué quería referirse con perro? ¿A un licántropo de esos?
-Eh...¿qué?-dije yo.
-Un licántropo, te explicamos que para honrarnos tenías que matar un hombre lobo.
-Sí, pero no mataré a ningún amigo mío, ¿sabes?-dije disgustada.
-Entonces prefieres ser una mortal como los demás, ¿no?-dijo mi padre.
-Cariño, no atosigues a la niña-le regaño mi madre.
Yo me fui enfurruñada a mi cuarto. Encendí mi portatil y busqué en Google "licántropos". Cerré la página por pura desesperación. Entré en Tuenti y él estaba conectado. Josh, mi Josh, la persona que yo más había querido en este mundo. Que tontita me pongo.
-Hola- le dije yo.
-Hey-respondió el.
Hablamos un rato. Entonces, se me ocurrió...
-Oye, quiero preguntarte algo, pero no te rías-dije yo interesante.
-Adelante, di-dijo él.
-¿Tú... crees en los hombres...lobo?-pregunte yo.
El tardaba un poco en contestar. Empecé a impacientarme y jugué a angry birds. Contestó.
-Si existiesen serían peligrosos... malos-respondió él.
-Son personas con sentimientos, no creo que sean peligrosos-dije yo.
-Eso es bonito, gracias.
-¿Gracias?
-No sé, me siento alagado.
-Jejeje.
Empezamos a hablar de cosas de hombres lobo, vampiros fantasmas y cosas de esas. Me encantaba chatear con él porque cara a cara no podía evitar fundirme en sus ojos y perderme nuestra conversación. No era un tema de conversación corriente, pero yo le saqué el jugo completamente y lo disfruté al límite. Sonreía cada vez que él me hablaba y así pasaron las horas. Empecé a darme cuenta de que me estaba picando Fernandillo, así que me iba a acostar pronto.
-Oye, creo que me voy a ir a dormir...
-Oki, bueno, para seguir el contexto, dulces pesadillas (;-me contestó él.
-Que duermas bien-dije yo.
-No lo creo jeje-dijo él.
-¿Y eso?
-Mi hermanita pequeña, ¿ te acuerdas?
-Si, es super mona-dije yo.
-Ya, salió a mí e.e bueno-dijo en tono de burla-que llora mucho por las noches y no veas. Ademas, yo soy el que la duerme en las madrugadas.
-Oggg, que buen hermano eres, serás un buen padre.
-Lo sé-dijo creído-bueno, no te entretengo mas, que sueñes con migo guapa (;-dijo de broma.
-TUS GANAS (;-dije yo- adios♥-me desconecto.
Me tumbé en mi cama y sonreí.- ¿Cómo podía estar tan enamorada? Soy un caso perdido-dije para mis adentros.
Me enterré en mi manta y cerré los ojos. Pensé en su rostro, sus ojos y su sonrisa radiante. Pensé en sus manos, grandes y fuertes, llevándome hacia su torso. Pensé en sus labios, junto a los míos. En definitiva, pensé en el, mientras el suelo consumía como fuego aquellas lindas imágenes en aquella fría noche de primavera.

sábado, 26 de noviembre de 2011

El principio de un todo

Me llamo Lizzy, también podéis llamarme Ellisabeth, o Beth, o Lisa, o Elisa, o Eli...
Tengo que contaros una historia, algo extraña, pero me atrevo a decir que bonita.
Yo siempre he sido distinta a los demás, tengo el cabello rubio rojizo y la piel pálida. No destaco sólo por eso, sino por mis ojos. Tengo el iris blanco. Los médicos me han dicho que es una enfermedad que me trasmitió mi madre de forma genética. Siempre se han burlado de mi, me decían hija del demonio y cosas así. Yo aveces fingía que no me importaba, pero me dolía que se rieran de mí.
Cuando tenía catorce años, un fin de semana, pasó algo que jamás olvidaré. Él, apareció por primera vez. Él era alto, esbelto y de aspecto juvenil. Tenía el pelo muy negro, que contrastaba con ese increíble azul de sus ojos. Parecían bolas incandescentes de fuego. Me fundí en ellos de tal manera que pareciese que me derretía.
Pero no me derretía solo por eso. Ese chico era tal vez el chico más increíblemente guapo que hubiese conocido. Pero yo no me podía quedar en babilonia en un momento como ese.
Él se acerco a mí y yo note que mi respiración se agitaba lentamente. Entonces, el abrió la boca y dijo:
-Tienes los ojos más lindos que he visto, ¿son de verdad o lentillas?
Me quedé atónita tras su comentario. Esperé a que mi respiración se ralentizase para poder hablar.
-Supongo que son míos. Pero no se como te atreves a decir que mis ojos son bonitos, cuando no lo son tras compararlos con los tuyos...
Apretó los labios, pero no pudo contener una carcajada ronca y feroz.
-Guay, soy Josh-me dijo estrechándome la mano.
-Lizzy-dije yo estrechando la mía.
Él se acostumbró a venir todas las veces que yo quedaba, por lo que siempre estaba en mi grupo. Él y yo empezamos a ser muy buenos amigos, hasta que él se echó novia.
Yo sabía que me había enamorado de él, pero debía mantenerme al margen mientras estuviese con ella, por si las moscas, pero ella notó que en mi mirada había algo.
Ella se percató de que estaba enamorada de Josh, pero no le dijo nada, tan solo se aprovechó de mi y me alejó de él. Yo cada día que pasaba estaba más deprimida.
Un día me fui a la azotea de mi edificio, que era mi sitio de llorar. Ahí desahogaba mis penas con quien más quería hacerlo, con la soledad. No me gusta hablar sobre esas cosas con mis amigas, porque ellas no me dicen la verdad, ellas me dicen que algún día me querrá, que tengo que esperar, pero yo quería que me dijeran lo que TENÍA que escuchar, que nunca se iba a enamorar de mí y que estaba perdiendo el tiempo.
Aquel día, en la azotea, empecé a escuchar voces. Me puse a buscar a gente, pero no había nadie. ¿De dónde procedían esos ruidos? ¿Es que tal vez me estaba volviendo loca?
Decidí que era hora de volver a casa, por lo que subí al ascensor. Quise quitarme las lágrimas antes de llegar a mi casa, no quería tener una charla sobre chicos con mi madre, "otra vez no" pensé. Pero cuando me miré al espejo, vi algo que se me ha quedado marcado. Mis lágrimas eran rojas y mis ojos también. Cuando subí al ascensor nadie subió conmigo, pero al mirar en el espejo, vi gente a mi alrededor, todos estaban muertos.
Nada más llegué a mi casa me metí en la cama a reflexionar un poco. ¿Fantasmas? ¡Me había vuelto loca!
No fue la mejor de mis noches, pero tampoco la peor. Tan sólo recuerdo haber soñado esa noche con todas esas personas alrededor mía, atosigándome en el ascensor.
A la mañana siguiente mis padres me estaban esperando en el salón. Entonces, me dijeron algo que le dio un inesperado giro a mi vida. Parecía que nunca iban a ir al grano, pero al final, me contaron la verdad de todo, la verdad de lo que realmente soy, una vampiro.